Seguimos con nuestros viajes a lo largo del Planeta Tierra. Esta vez nos quedamos cerquita de casa, en la Cordillera Pirenaica. Un valle en la provincia de Lérida: "VALLE DE BOÍ" (Naturaleza, Románico, Nieve). Espero que os guste el recorrido.
Vall de Boí: nieve, románico y naturaleza virgen
Encajonado entre montañas nevadas, en la comarca ilerdense de la Alta Ribagorza, se localiza uno de los valles más hermosos y evocadores de toda la cordillera pirenaica, el vall de Boí. Regado por las aguas del Noguera de Tor, principal afluente del Noguera Ribagorzana,
el Boí está dibujado por pintorescos pueblecitos de pizarra, viejas
iglesias románicas, y altos picos que en algunos casos superan los 3.000
metros.
Sus excelentes condiciones para los deportes de nieve, las numerosas rutas senderistas que posee el entorno, la excelente gastronomía y la presencia al norte del Parque Nacional de Aigüestortes,
convierten a esta región en una de las más atractivas de los Pirineos
para pasar unos días de vacaciones en cualquier época del año.
La nieve, el principal reclamo del valle
Sí por algo se reconoce al nombre de Boí-Taüll es por ser una de las “mecas” para los amantes de los deportes de invierno. Su estación de esquí es la más alta del Pirineo
(2.020-2.751 metros) y está entre las predilectas de esquiadores y
‘snowboarders’ debido a la excelente calidad de su nieve y a la escasez
de colas y masificaciones en pistas y remontes. En total cuenta con 43
kilómetros de pistas balizadas, 49 pistas de esquí alpino (6 verdes, 8 azules, 25 rojas y 9 negras) y un snowpark de 50.000 m2
Se trata
de una estación de ambiente familiar, en la que es posible alquilar el
equipo completo de cualquier actividad que se quiera experimentar,
incluidas las raquetas y las motos de nieve. Además, a pie de pistas
cuenta con varios restaurantes, en uno de ellos se despacha uno de los
mejores bocadillos de butifarra de toda la región.
La estación es la principal instalación del Boí Taüll Resort, el gran complejo turístico del valle y que ejerce de motor económico de toda esta comarca
del pirineo leridano dando empleo a cerca de 400 personas en temporada
alta. Este complejo vacacional se sitúa en el pueblo de Täull y cuenta
con seis establecimientos hoteleros de todas las categorías, un spa de aguas termales
con 13 salas de tratamientos integrales y un circuito welness, y cinco
restaurantes asesorados por el prestigiosos chef donostiarra Pedro Subijana.
Pero no todo es nieve en el valle. Los veranos son muy placenteros debido
a que el clima montañoso evita que las temperaturas sean demasiado
extremas y la temperatura es muy agradable para disfrutar de alguna de
las actividades deportivas que se pueden practicar en la región como el
rafting, la hípica o el tiro con arco.
Un sorprendente patrimonio románico
Taüll, Boí, Erill la Vall, Caldes de Boí, Pla de l´Ermita, Barruerra, Durro, Cardet,
etc; son los nombres de algunas de las pequeñas localidades en las que
se distribuye la escasa población del valle (a duras penas supera el
millar de habitantes). Pueblos de pizarra, de callejuelas empedradas, de
grandes casonas con chimeneas humeantes y que presumen orgullosos de
sus impertérritas iglesias románicas de los siglos XI y XII. Un conjunto
de templos cristianos pertenecientes al románico catalán que desde el
año 2000 forman parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.
De entre todas ellas, la más destacada es Sant Climent de Taüll,
uno de los iconos más reconocibles del arte románico y cuya
arquitectura original se ha conservado prácticamente igual desde su
consagración en 1123. El exterior es una obra maestra
pero el interior no le va a la zaga, ya que aunque las pinturas del
ábside apenas se ven, la visita incluye una sorprendente proyección que
utiliza la novedosa técnica del ‘mapping’, mostrando de un modo muy fidedigno el estado primitivo de los frescos en el que se descubre el Pantocrator más representativo de esta etapa artística.
En el mismo pueblo de Taüll está Santa María que, al igual que Sant Climent, fue consagrada en 1123, así como la pequeña ermita de una sola nave de Sant Quirc.
No obstante, el resto de poblaciones también cuentan con su propia
iglesia, cada una con sus particularidades, pero siempre siguiendo los
mismos patrones del románico catalán. Santa Eulalia, en Erin la Vall;
Sant Joan, en Boi, Sant Feliu, en Barruera, etc.
La naturaleza virgen de Aigüestortes
Uno de los factores de los que presume con orgullo Vall de Boí es el hecho de contar con el único parque nacional de Catalunya,
el P. N. de Aigüestortes i Estany de Sant Maurici. Declarado parque
nacional en 1955, se halla situado en la parte norte de la región, entre
las comarcas de la Alta Ribagorza, Pallars Sobirà, Pallars Jussà y Val
d`Aran, contando con una superficie de 14.119 hectáreas.
El protagonista en Aigüestortes es el agua, en sus dominios se concentran cerca de 200 lagos
y numerosos ríos, cascadas y humedales. No obstante, las aguas
tortuosas (significado en castellano de su nombre), alcanzan su mayor
esplendor en dos de sus ríos: el Sant Nicolau y el Aigüamog, y en los lagos (estanys) de alta montaña como Sant Maurici, Rius, Mangades, Negre o Estany de mar.
Recorrer
cualquiera de las cinco rutas señalizadas de las que dispone el parque
supone transitar por algunos de los paisajes más virginales de los
Pirineos y es la mejor forma de hacerse una idea sintetizada del entorno
de la gran cordillera pirenaica en su zona central y de la riqueza de
su flora y fauna, simbolizada esta última por el sarrio o “isard”, una cabra montesa típica del Pirineo catalán.
Aigüestortes cuenta con lugares de gran belleza como la zona de la Màta de Valencia, dominada por el abeto, o los impresionantes riscos de Els Encantats y el Montardo, recónditos lugares por los que merece la pena volver y “re-volver” a uno de los valles más hermosos de España.
Aprovecha que aún estas a tiempo y disfruta de los últimos días de la temporada de esquí o relájate en la alta montaña mientras paseas por algunos de los rincones más bellos del país.
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